Uno de esos trayectos en Taxi

Fue hace poco, a principios de Marzo. Me dirigía a mi universidad para asistir a una conferencia de Manuel Pizarro. El conferenciante me dejó totalmente impresionado por sus ideas y la claridad con la que las exponía, me encantó.

Intentaré hacer un post sobre la conferencia en sí pero ahora quiero tratar de rememorar mi trayecto en taxi. Nada más subirme empezamos a hablar de los radares ocultos. En ese momento el buen taxista, que tenía pinta de hombre pacífico y poca cosa (cara de bueno, bajito y poco corpulento) empezó a maldecir a la Guardia Civil y me contó que una vez yendo a un rally en la sierra de Madrid le cazaron a 70 con su R5 cuando el límite era 50.

- " Me dan ganas de ir un día, andar hasta el coche, inflarlos a palos y quemarles el coche con una lata de gasolina"...

En este momento yo pensé: "ojo, no es tan pacífico como parecía"

- "Yo hago boxeo y no tendría ningún problema en darles una buena paliza, pero soy pacífico..."
- "Ah" - dije yo
- "Al que estuve a punto de inflar fue a un gilipollas de la ITV de ....(omito el lugar por si acaso) - no vayas!" - "El tío me empezó a poner pegas chorras y ya le dije que si era gilipollas o algo. Me entraron ganas de llevarlo a mi gimnasio, subirle al ring y reducirle a trocitos para luego meter sus restos en una bolsa para que no huela"

En este punto yo ya estaba flipando y me entró la risa nerviosa, esa risa a medio camino entre "me hace gracia lo que dices pero a la vez me asusta un poco".

Lo más curioso de todo es que el hombre me cayó bien porque a lo largo de la conversación tuvo varias palabras sensatas y llenas de sentido común - y por supuesto no violentas.


Primavera 2013: Gran cambio

Se ha escrito y dicho mucho sobre la paternidad. El 6 de Abril, a las 8,20 de la mañana nacía nuestra hija, siempre tendré grabada en la memoria como vi asomar su cabezón y su primer llanto, un llanto que nos arrancó lagrimas de emoción a sus padres - es paradójico, pero es así.

Una de los dichos populares dice que "los niños traen un pan debajo del brazo". Durante las semanas que siguieron a tan gran evento estuvimos esperando ver el pan por algún lado, y nos sorprendíamos al no encontrarlo. Poco a poco se confirmaban mis sospechas, el pan debajo del brazo estaba ahí desde el principio. Ver la cara de tu hija es el mejor pan que a uno le podrían dar. Estoy rayando en la cursilería, algo que no me gusta nada, así que voy a tratar de retornar a mi esencia.

Además de la mencionada alegría diaria de ver a tu hija mientras duerme, mira alrededor, come, llora, es bañada, etc. nos hemos encontrado con el que quizás haya sido el periodo más desafiante de nuestras vidas. No estoy hablando solo de las noches en vela. En esta misma época, por circunstancias de la vida nos hemos encontrado sin rumbo claro, ni siquiera con un hogar propio. Se han sucedido las semanas en las que nos debatíamos sobre a dónde emigrar, en dónde buscar un trabajo mejor, etc. ¿Dónde está el pan debajo del brazo?

Y es que el pan debajo del brazo vino para mí en forma de "collejas" en la cabeza y de sacudida interior; tenía que ponerme las pilas, asumir el reto de dar lo mejor de mí mismo y de sobreponerme a las dificultades que da la vida, que siempre estarán ahí en mayor o menor medida. Han vuelto las preguntas sobre el sentido de la vida, ¿Por qué es todo tan díficil? ¿Para qué luchar cada día? Honestamente solo puedo responder a eso a luz de la Fe. Sólo amando y siendo generoso -en definitiva dejando de mirarnos el ombligo- se puede llegar a disfrutar de lo esencial de la vida. Si hacemos la prueba y miramos atrás, lo que más nos llena no son las cosas materiales, ¡sino las cosas que hemos hecho por los demás!