Después de varios meses sin viajar he vuelto a frecuentar los aeropuertos. Concretamente he estado viajando a Schiphol, uno de mis preferidos, y también a Frankfurt. Ahora mismo estoy en mi quinta semana consecutiva viajando de lunes a jueves y el cansancio empieza a hacer mella.
Ha sido durante esta última semana cuando me he dado cuenta de algo que - aunque ya sospechaba - me tenía totalmente aturdido. Al estar fuera y tener los datos del móvil desactivados durante todo el día uno vuelve a ver la vida como era antes del whatsapp, el facebook y demás redes sociales.
Donde más lo he notado ha sido en la oficina. El lunes no me preocupe de pedir la clave del wifi y así poder mantener mi móvil "silenciado". Durante ese día pude hacer mucho más que otros días y además me fui con la sensación de que había estado súper centrado. Parece una tontería pero el estar consultando el móvil cada cinco minutos y el ser distraído con los comentarios y chistes chorras de los diferentes grupos de whatsapp me hacía perder un montón de tiempo y de concentración.
Además, al llegar al hotel y conectar el móvil al wifi, al ver los cientos de mensajes acumulados durante el día y darme cuenta de que no había nada relevante en ellos me confirmó que se podía vivir perfectamente sin tanta "conectividad". Ha sido una gran suerte poder darse cuenta de esto de forma tan palpable y ahora me propongo tener los datos del móvil apagados hasta el final de la tarde.
Pero ha habido algo muy relacionado que también me llamó la atención esta semana. Fue al entrar en las oficinas del Deutsche Bahn para comprar el billete del tren que cada día me lleva entre Heidelberg y Walldorf cuando me llamó la atención el ver que ahí también tenían TVs con las noticias del día. Si uno se fija, vaya donde vaya casi siempre hay una pantalla a la que mirar y perder el tiempo viendo lo que ha pasado en el mundo, en su país o en el pueblo en el que uno se encuentre.
A lo mejor exagero pero me recordó a una de esas películas del futuro en las que todo el mundo está como atontado, siempre mirando una pantalla y sin capacidad propia para pensar o actuar.
Ha sido durante esta última semana cuando me he dado cuenta de algo que - aunque ya sospechaba - me tenía totalmente aturdido. Al estar fuera y tener los datos del móvil desactivados durante todo el día uno vuelve a ver la vida como era antes del whatsapp, el facebook y demás redes sociales.
Donde más lo he notado ha sido en la oficina. El lunes no me preocupe de pedir la clave del wifi y así poder mantener mi móvil "silenciado". Durante ese día pude hacer mucho más que otros días y además me fui con la sensación de que había estado súper centrado. Parece una tontería pero el estar consultando el móvil cada cinco minutos y el ser distraído con los comentarios y chistes chorras de los diferentes grupos de whatsapp me hacía perder un montón de tiempo y de concentración.
Además, al llegar al hotel y conectar el móvil al wifi, al ver los cientos de mensajes acumulados durante el día y darme cuenta de que no había nada relevante en ellos me confirmó que se podía vivir perfectamente sin tanta "conectividad". Ha sido una gran suerte poder darse cuenta de esto de forma tan palpable y ahora me propongo tener los datos del móvil apagados hasta el final de la tarde.
Pero ha habido algo muy relacionado que también me llamó la atención esta semana. Fue al entrar en las oficinas del Deutsche Bahn para comprar el billete del tren que cada día me lleva entre Heidelberg y Walldorf cuando me llamó la atención el ver que ahí también tenían TVs con las noticias del día. Si uno se fija, vaya donde vaya casi siempre hay una pantalla a la que mirar y perder el tiempo viendo lo que ha pasado en el mundo, en su país o en el pueblo en el que uno se encuentre.
A lo mejor exagero pero me recordó a una de esas películas del futuro en las que todo el mundo está como atontado, siempre mirando una pantalla y sin capacidad propia para pensar o actuar.