Navidad 2011

El viernes 16 de Diciembre llegaba tarde a Madrid procedente de Amsterdam. El mal tiempo nos tuvo en Schiphol una hora esperando. Recuerdo perfectamente el momento en que el 737 de KLM se elevaba, dejando tras de sí no solo el suelo holandés, sino un curso 2011 en el que ya no volvería a viajar. algo menos de 12 meses en los que me he conocido mucho más.

El fin de semana anterior había sido muy nostálgico, lo pasé en Berlin con compañeros del proyecto. Por una extraña razón sentía que ya no volvería a Berlín, así que aproveché la noche del viernes al máximo. Por fin conocí el por qué de el dicho "Berlin is Techno". Visité por primera vez las famosas galerías KaDeWe y el Domingo fuí con un compañero a las National Gallery, muy cerca del edificio de la Filarmónica. 


 La última semana del año la pasé en Utrecht recibiendo un curso de "abap orientado a objetos". Atrás quedaban días y semanas muy intensas de trabajo, de fines de semana apretados en Madrid, domingos por la tarde en la T4 esperando, viajando y yendo en U-Bahn a la soledad del apartamento en Kreuzberg. Cuando mi vuelo llegaba a la T3 de Barajas comenzaron mis Navidades. Unas Navidades de trabajo a distancia (sobre todo de estudio, de abap y de Alemán). Unas navidades muy especiales por ser (si todo va bien) mis últimas novedades como soltero y en las que he estado malo, he sido operado, he visto a los amigos, familia y demás. 

Como siempre, ahora que están acabando tengo la sensación de que podría haber aprovechado más el tiempo, podría haber visto a más gente, etc. Lo que está claro es que la vida, por alguna extraña razón, va cogiendo velocidad. Aún recuerdo perfectamente como el tiempo pasaba lento estando en el colegio, veo mi pupitre con pequeños dibujos a lápiz, recuerdo perfectamente la cajonera resistiendo estar ordenada, días en los que parecía no importar perder el tiempo perdiendo la mirada en el horizonte; un horizonte - el del patio de mi colegio- con forma de cordillera, la de la Sierra madrileña. En aquel tiempo me parecía que la vida acababa ahí, en esas montañas. Momentos que antes resultaban tediosos y ahora son añorados; momentos que de pronto vuelven a la memoria y me recuerdan que hay mucho más allá de las montañas de la Sierra Madrileña.



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