"Con ganas, ganas"

Increíble descubrimiento en la Web. El tema de la motivación y la actitud ya es recurrente en este blog. No he podido evitar crear una nueva entrada sobre el tema después de haber escuchado al profesor Álvarez de Mon en este video, hablando sobre su libro que lleva el título que da nombre a esta entrada.

El profesor habla sobre la conversación interior y la lucha que libramos diariamente con nostros mismos. Habla de cómo los grandes profesionales, desde Valentín Fuster (Jefe de Cardiología del Hospital Mount Sinaí) a Rafa Nadal o Michael Jordan, se entrenan para poder triunfar; como la constancia y el trabajo diario les llevan a ser quienes son. Habla de la necesidad de indagarnos a nosotros mismos, vivir desde dentro hacía fuera; ¿Quiénes somos?

"Librar nuestro partido interior para triunfar en nuestro partido exterior" 

Invertir en nuestra formación y nuestra educación es la mejor forma de ganar seguridad, la ignorancia es nuesto gran enemigo. Extraer el talento que todos tenemos en nuestro interior. La perfección está al alcance de cada uno; seriedad, rigor y trabajo nos van a llevar a dónde queramos. Concentración y serenidad; dos actitudes que hay que ganar en el día a día.

"Hay gente que no ha saltado a la cancha y ya ha perdido."

El talento es una facilidad natural para hacer las cosas. Pero el talento es frágil y necesitamos potenciarlo y protegerlo con el músculo del esfuerzo. El carácter nos permitirá mantener el tono y la determinación. Todo esto te permite llegar a las intuiciones, que pueden llegar a ser una forma muy profunda de pensamiento, pero si uno quiere llegar ahí tiene que entrenar, trabajar y hacer sus deberes.

"Estar en "la zona" es un lugar maravilloso donde se produce un encuentro fértil de talento y de trabajo (...) que te permite hacer las cosas con aparente facilidad y frescura"

Un día negro como el sobaco de un grillo!

Hoy es uno de esos días en los que uno se siente con ganas de destrozar cosas. Espero no ser el único zumbao que tiene un día de estos. Sinceramente son días en los que recuerdo con agrado la escena de Rambo en la que el amigo John salta de un camión militar con una M60, se enrolla la tira de balas en el antebrazo y se dedica a pegar tiros por todas partes y -cosas de Hollywood- da lo mismo que dispare a un coche que a una lata de cerveza que todo estalla y produce unas llamaradas solo comparables a las de un pozo petrolífero en pleno incendio. Pero que nadie se asuste, hay al menos dos escenas en las que Rambo hace esto, en Rambo I y en Rambo II. Yo estoy hablando de la escena de Rambo I en la que no se carga a nadie, simplemente destruye un apacible pueblecito.

Hay días en que uno está en la oficina y todo -absolutamente todo- te parece absurdo y sin sentido. Lo peor es cuando la cosa va más allá y no eres capaz de aguantar a nadie, estás peleado contra el mundo. Buscas consuelo en alguna buena canción, en algún pensamiento feliz, en una buena comida y no hay forma. ¿Compensa buscar las causas de esto? Yo creo que por lo general es un mezcla de mal tiempo, trabajo rollo y sobre todo aspectos fisiológicos (alguna hormona en menor cantidad de la necesaria o algún byte descolocao o simplemente cansancio)...Creo que lo que más compensa es consolarse con que el mañana será mejor -o al menos diferente- y mentalizarse de que está en la mano de cada uno el "darle la vuelta al marcador"...¿Cómo? Adoptando la actitud "ajo y agua", pensar en un plan chulo para después de la oficina e identificando qué tareas nos están amargando para afrontarlas cuanto antes (esto es, actitud "coge el toro por los cuernos").

Respecto a los impulsos violentos que nos pueden acometer en estos momentos de tribulación hay dos formas muy buenas de acabar con ellos; deporte y juego. Nada como un "jogging" despejante y un buen juego o videojuego. Estos últimos afortunadamente nos brindan en múltiples títulos la posibilidad de emular a John sin causar ningún tipo de daño.


El fúturo laboral...orientandose.

Es un tema estrella a mis casi 28 años. Si se pudieran contabilizar las horas que he dedicado a este tema desde que acabé la carrera me saldrían seguramente cerca de 100. Es un tema muy extenso que va desde las condiciones externas: la ciudad, el tipo de oficina (edificio estelar o edificio discreto), el tipo de ambiente (ambiente joven o mayor, trabajo en equipo o individual); Hasta las condiciones más propias del trabajo en sí: por cuenta propia o ajena, sector o industria, departamento, habilidades requeridas, experiencia exigida y otros requisitos o condiciones deseables y el tipo de vida que se supone que uno va a llevar en un determinado trabajo. Por último hay unos factores que son internos de cada uno, que son la actitud y las expectativas.

El grado en que se combinan estos ingredientes te da un cóctel, al final cada persona de nuestro alrededor y nosotros mismos tenemos una combinación diferente de estos factores que además va cambiando a lo largo de la vida. Pero, ¿Hasta qué punto cambian estos factores a lo largo de la vida laboral? Hay una serie de factores que van haciéndose más inalterables con el paso del tiempo; es el caso sobre todo del sector o industria en que uno trabaja. Otros factores son alterables con esfuerzo y determinación como es el caso de las habilidades, podemos ir añadiendo habilidades a nuestro perfil profesional. Y por último tenemos un factor que cambia automáticamente con el paso del tiempo, la experiencia.

Pero hay dos de estos factores que son a mi juicio los más variables; la actitud y las expectativas, sobre todo yo diría que el primero es claramente lo que más está en nuestra mano y lo que nos va a llevar a incidir con mayor fuerza en nuestra vida laboral. La industria del cine nos trae dos películas como mínimo -las que yo conozco- que de alguna forma vienen a decir esto; lo más importante en el mundo laboral es saber lo que uno quiere y es encaminar las acciones a conseguirlo. Estas películas que recuerdo mucho y que me marcaron en cierta medida fueron "Armas de Mujer" y "Wall Street" (la primera es más para mujeres, como el título indica y la segunda he oído que fue la causante del boom de estudiantes de economía a principios de los 90). En estas pelis se ve como Melanie Griffith y Charlie Sheen se abren paso en las aguas turbulentas de Manhattan, como luchan por destacar entre la marabunta. Pero está claro que salvo una clara vocación, el saber lo que uno quiere es harto difícil. Creo que en un próximo post desarrollaré más este tema.

Una de esas olas...

En la Semana Santa de 2011 estuve en San Sebastian haciendo Surf con mis primos Alvaro y Gonzalo. Nos hizo un tiempo perfecto y tuvimos la suerte de poder contar con las clases de Mikel, en la playa de la Zurriola. Recuerdo que en una ola, nada más ponerme de pie en la tabla, empezar a sentir la velocidad en la cara y la espuma bajo la tabla, la ola picó hacía abajo y me fuí de bruzes al agua. Dentro de la ola estuve dando vueltas como en una lavadora.

Esta situación me sirve para escenificar momentos en la vida en que una serie de acontecimientos ocurridos en un breve espacio de tiempo producen un efecto parecido al de una ola que te da vueltas y te deja aturdido. Es el caso de este fin de semana, el segundo de Febrero de 2012.

Por un lado mi novia me sometió a un test de inteligencia el domingo después de comer. Dos aplicaciones para iphone: "Palabraz" e "IQ test" me hicieron ver que mi mente está funcionando muy lentamente. Me imagino que es el peligro que trae el desuso. Antes, cuando la gente jugaba más a las cartas -por poner un ejemplo- no se corría este riesgo, ya que esto te lleva a refrescar la mente y a mantenerla ágil. Por contra hoy en día, todos los cálculos que uno tiene que hacer son hechos por Excel.

Otra cosa que me pasó este fin de semana fué que al hablar con una amiga de mi novia, me dió la sensación de que soy un poco "garrulo"; es algo díficil de explicar. En este caso me dí cuenta de que mis habilidades para hablar de temas cultos y para hablar correctamente están también bajo mínimos.

Por último está el tema de la madurez. La madurez se plasma en infinidad de cosas. En mi caso dónde más noto si estoy siendo maduro o no es en la seguridad con la que hago las cosas. El sabado estuvimos cerrando el viaje de novios. Me noté un poco inseguro a la hora de exigir lo mejor del comercial que nos atendía -una persona majísima por cierto, y muy buen profesional- y a la hora de dar la señal. En el momento de "desefundar la tarjeta de crédito" noté un calor por la cara, como si me estuviese dando miedo desembolsar una cantidad de dinero importante; no sé, creo que me hubiera encantado no inmutarme y demostrar un poco más de seguridad en mí mismo.

Este cúmulo de situaciones me han producido el efecto de una de esas olas que tras haberte revolcado por el lecho marino te devuelve a la superficie y te hace querer evitar nuevos revolcones, te hace querer estar mejor preparado para lo siguiente; te hace querer dominar una de esas olas.