De motivarse va la cosa...

Estas últimas semanas en el trabajo están siendo una especie de travesía por el desierto. A los buenos propósitos del 2012 y a la expectativa de nuevos desafíos se sucedieron días interminables en los que parecía que no había que hacer. ¿Nada qué hacer? ¡Mentira!

En el día a día en la oficina realmente hay un montón de cosas que hacer. Si ciertamente no hay nada que mejorar, repasar o adelantar ha llegado el momento de coger la agenda y programarse un poco de "Self-Studying". Esto es fácil de decir y suena muy bonito pero ¿Cómo hacer para que estos momentos no deriven en perder el tiempo por internet? En este sentido es muy bueno tener una idea previa acerca de en qué materias se quiere profundizar.

En mi caso hay algunas cosas que durante la carrera no me quedaron muy claras y me dejaron ganas de volver sobre ellas. A parte de esto siempre se puede leer acerca del sector en el que uno se mueve. Esta segunda actividad no sólo nos ayudará a convertirnos paulatinamente en gurús de la industria (esto es un poco exagerado, siempre nos va a hacer falta hincar codos) sino que además es muy posible que nos reconcilie con la profesión; como dice mi padre "las cosas gustan más cuanto más se dominan".

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